sábado, 31 de marzo de 2012

Radio...

  Desde la segunda década del siglo pasado, cuando aquellos Locos de la Azotea transmitieron por primera vez una audición radial, jamás has dejado de crecer, en algunos momentos a pasos agigantados, en otros lentos y con temor a ser boicoteada, pero nunca detenida, esfumando la utopía de quienes querían hacerte a un lado y anotarte en el inventario de la historia junto a las ruidosas fonolas y los rayados discos de vinilo.
  Estuviste en casi todos los grandes acontecimientos de la historia mundial, atravesando el éter y penetrando los oídos silenciosos de la gente, quienes gracias a tus ondas sonoras han podido informarse, conocer, descubrir, imaginar y porque no, divagar con tus diferentes audiciones.
  Vieja y querida radio, que sería de los pueblos si no te hubiesen creado, como se habrías atravesado fronteras y murallas de contención sin ser divisados por quienes en esos momentos querían reprimir el acceso público.
  Cuantas veces has alertado, prevenido, aconsejado, educado, persuadido, alegrado, entristecido y muchas otras, has hecho pensar y actuar de varias formas a quienes ni siquiera entendían lo que pasaba.
  Fuiste testigo de enojos y calenturas, seguramente alguien alguna vez habrá atacado a tus transistores, en momentos de enardecimiento y en tantos otros te habrán acobijado en momentos de soledad y/o melancolía junto con tristeza.
  Con tu amplitud y frecuencia modulada, llegaste, estás y penetrarás los oídos y mentes de cada persona que en algún momento encendieron, prenden o conectarán un sintonizador y ahí estés, firme al pie del cañón, como en tu primera aparición aquella noche fría de fines de agosto de 1920.