sábado, 19 de noviembre de 2011

@2074new_year. Incomunicado en la comunicación

Los fuegos artificiales digitales anuncian la llegada del nuevo año alegrando a todos. Familiares y amigos brindando a través de las webcams y deseándose unos a otros mucha prosperidad y felicidades para este nuevo 2074 que acaba de comenzar. Mientras mamá y papá saludan a unos amigos que están a la vuelta de la esquina desde el celular, Esteban besa a su novia japonesa desde la netbook. Lucrecia chateaba con la prima lejana que vive en Malasia, quien a su vez le cuenta lo hermoso que era Poseidón y que lo había conocido en sus últimas vacaciones virtuales a la Grecia de 900 a 800 AC. Anacleta skypea con su red de sexo virtual, los cuales se desean felices orgasmos múltiples mentales. En tanto Luca con sus tres añitos corría con la palm en reposo de un familiar a otro para que le prendieran su conector con el mundo y así poder jugar en red, pero todos lo echaban; y en eso ve al nono Bernardino que está en penumbras sentado en el rincón que da junto al ventanal olvidado, el cual es como una vidriera que muestra la imponente, pero a la vez, apagada ciudad de Rosario.
-¿Nono que ache miando e vidio? ¿Tas tiste?
-No, nada Luquita, nada… Solamente recuerdo y extraño, recuerdo y extraño mucho…
-¿Y qué estanias?
(Mientras le acaricia la cabeza)-Y… Extraño el abrazo fraternal de un amigo, el brindis con la familia, el beso pegajoso de quienes amamos. Extraño todo lo que era la vida antes que la tecnología se adueñara de nosotros…
Entonces Luca se fue corriendo a contarle a papá Martín que el abuelo estaba triste y con los ojos lagrimosos, pero este no le dió importancia, prendiéndole la palm y diciéndole que eran cosas de viejo, que no le de valor. Bernardino hizo oídos sordos de los dichos de su yerno y siguió recordando y añorando todo lo que se perdió y se dejó en el olvido.
Ino, según le decían los más allegados, no separó la frente del vidrio y mientras miraba en las gigantes pantallas de led explotar los fuegos de artificio, no dejo de proyectar en su memoria todo lo que vivió y que ya no se ve. Recordaba cuando de niño andaba en bicicleta por las calles y veredas pulcras, saludando a todos al pasar, mientras que ahora las bicicletas son estáticas con micro cines que te transportan al lugar por donde querés andar. Sonreía con el recuerdo de su padre enseñándole a manejar el Torino, con todo lo que conllevaba dominar un seis cilindros en línea, ahora simplificado con la teletransportación. Y mirando hacia la avenida, viéndola echa un basural, se le cae un lagrimón al añorar caminar por la ciudad y poder respirar, en los parques, aire puro, situación que hace años no se puede practicar, ya que solamente a la calle salen los malvivientes con mascaras de protección, porque sino sus pulmones se contaminarían inmediatamente e inyectarías tóxicos letales a todo el torrente sanguíneo en menos de medio minuto.
-(Con voz entrecortada y penosa, susurra) Que linda que fuiste… Quien te ha visto y quien te ve, mi querida Rosario…
Mientras cierra los ojos y apoya las manos en el ventanal tratando de cobijar a la sufriente ciudad totalmente desprotegida y maltrecha, que poco a poco queda vacía por fuera, aunque repleta de edificios apestados de personas, las cuales cada vez están más incomunicadas en la era de las comunicaciones, aisladas en sus mundos ficticios mientras ignoran a las persona más próxima y allegadas, se duerme recordando el mundo como era e intentando olvidar lo que es hoy.

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